Decimotercero día: 4 de agosto
Llegamos a Lao Cai sobre las 05:30 horas (esta es la estación más cercana a Sapa). Desde la estación de trenes de Lao Cai parten buses constantemente para ir a Sapa. Aproximadamente Sapa se encuentra a 40 kilómetros y para llegar hay que subir por una complicada carretera de montaña.
Es muy temprano, y los primeros restaurantes están abriendo. Decidimos desayunar en un hotel que cuenta con buffet libre. Una vez recargado el estómago, nos dirigimos a la iglesia del pueblo. Este lugar suele ser el punto de encuentro de las excursiones. Nosotros también hemos quedado a las 09:00h. con la huésped.
Teníamos claro que queríamos vivir lo autóctono, por lo que contactamos con una de las mujeres de la etnia Black Hmong para alojarnos en su casa y que nos hiciera de guía. ¿Cómo lo hicimos? Después de leer varios blogs, una de las españolas que había estado el verano anterior recomendaba su contacto. Nos pusimos en contacto con ella por Facebook y sin duda fue un acierto absoluto.
Ella es King y su nombre le viene al pelo. Nada más encontramos con ella en la iglesia supe que nos lo íbamos a pasar muy bien. El día estaba lluvioso y tenía pinta de que no iba a levantar. La zona estaba atestada de balsas de agua y seguramente mis zapatillas de deporte no iban a aguantar el trekking con este tiempo. Es por ello, que King nos llevó a una tienda del pueblo a comprarnos unas botas de agua y unos chubasqueros de usar y tirar, todo por un módico precio de 3€. Para pies grandes como el de Egoitz que utiliza la talla 48 de calzado fue imposible encontrarlas.
Acto seguido, King nos compró un palo de bambú para poder apoyarnos en las bajadas del camino. Con su aprobación, emprendimos el camino por ríos, montañas, pueblos de madera y arrozales.
No somos unos grandes amantes del trekking, pero nos lo pasamos increíblemente bien. King es la caña: habla perfectamente inglés, se ríe de una manera peculiar (de esas risas que contagian), es cercana, te cuenta batallitas del poblado, y te hace reír cuando pone verde a un marido.
Hacemos un alto en el camino para comer. Al parecer este es el punto de encuentro de los turistas que hacemos trekking. Acto seguido, continuamos con el paseo, esta vez sobre llano, y hacemos un parón en una tienda donde confeccionan bolsos, trajes, carteras… a mano, y podemos ver el proceso de producción sin que nos atosiguen.
Sobre las 17:00h. llegamos a casa de King y nos comenta que pasaremos la tarde-noche con un grupo de 4 chicas catalanas. ¡Qué bien! La casa de King es muy rural. En una de las estancias tiene la cocina y los baños, y, en otra estancia están todas las camas (concretamente tenía unas 7 camas, a parte de la que utilizaban ellos).
Pasamos la tarde jugando a cartas, admirando el paisaje, contado batallitas del viaje, ayudándoles a cocina…
Cocina de King en Sapa Nuestras botas después del trekking
La velada fue increíble. Aún recuerdo cuando King nos sirvió unos chupitos de orujo de arroz mientras seguía despotricando de su marido. Con el puntillo del alcohol nos fuimos todos a dormir.
Decimocuarto día: 5 de agosto
A la mañana siguiente, creo que todos estábamos ansiosos por el desayuno, o por lo menos yo, pues había visto en el blog de la chica que recomendaba a King, que les sirvió en el desayuno unas tortitas. Para nuestra sorpresa, nuestro desayuno era una sopa de fideos de arroz. Creo que King advirtió nuestras caras de desilusión y nos preguntó que nos ocurría. Nada más contarle la historia de las tortitas, tuvo el detalle de prepararnos el tan ansiado desayuno.
A la mañana, continuamos con un nuevo trekking más suave hasta llegar al centro de Sapa, no sin antes para a reponer fuerzas en un restaurante con un fantástico mirador. Más o menos para las 15:00h. nos despedimos de King y su familia.
¿Sopa o tortitas? Vista aérea de la casa de King con el drone Vista aérea de la casa de King con el drone
Nuestro tren no salía hasta las 21:40h. por lo que aún nos quedaban horas libres. Las catalanas también tenían libre hasta las 18:00h. por lo que decidimos ir de ruta a la región de Cat Cat. Para acceder al pueblo de Cat Cat hay que pagar unos 4 euros por persona. El paseo comienza con un descenso continuo de escaleras por medio de una sucesión de tiendas con productos para turistas: pañuelos, vestidos, bolsos, mochilas, bufandas de estilo étnico… todo ello bordado a mano por las mujeres de Sapa.
Una vez dejadas atrás las tiendas, nos adentramos por un subconjunto de ríos, molinos enormes, casitas de piedra y madera, puentes… Cat Cat es un lugar para hacer muchas fotos. Una vez visto, de nuevo cogimos el taxi para volver a Sapa.
Las etnias en Sapa son bajas Egoitz y la vendedora insaciable Niña vendiendo en Sapa
Egoitz y yo tomamos el bus de vuelta a Lao Cai y nos sentamos en una cafetería próxima a la estación de trenes mientras haciamos tiempo. Casualidades de la vida, otras dos vascas estaban en el mismo local, y pasamos con ellas un rato agradable, hasta que nuestro tren salió dirección a Hanoi a las 21:40h.
Hanoi será nuestra última etapa del viaje a Vietnam, no sin antes visitar Siem Riep en Camboya.
Sapa En el tren de vuelta a Hanoi
3 comentarios
[…] Asia […]
Buenas noches, estamos preparando nuestro viaje a Vietnam para finales de este mes y tenemos muchas dudas sobre el alojamiento con estas tribus. Podriamos comunicarnos contigo para hacerte unas consultas? Muchas gracias!!
Buenas Amparo. Escríbeme si quieres por privado por Instagram (@misrestaurantesyviajes) o mándame un correo a misrestaurantesyviajes@gmail.com para poder ayudarte.